habían tenido un niño, demasiado blanco para el gusto del gitano.
Una noche, lo dejaron en el monte,
y se alejaron con su carromato
entre los aullidos de los lobos
Una loba, vio al niño
y lo llevo a su cueva.
donde lo amamantaría junto a sus cachorros.
Tenía el niño tres años cuando le mordió una loba, enferma.
y ya no volvería a ser un niño normal.
Pasaron los años, y una tarde, José
que junto su esposa, María
y su hija, Rita,
andaban cogiendo leña en el monte, vieron al niño, ya hecho un chico, subiendo a un árbol
.
Estaba desnudo, y le dijo, José, a su hija.
-Es un niño salvaje. No mires.
A Rita, le dio la risa, y seguía mirando.
El chico, saltando de árbol en árbol, desapareció.
Esa misma noche, estaba Rita en su habitación
y vio al chico, que estaba mirando por la ventana
A la mañana siguiente, Rita había desaparecido.
José,
pensó en el chico del monte y organizó una partida de caza con tres amigos.
Lo único que cazaron fue un conejo, que iban a cenar, bajo la luna llena
cuando vieron a la bestia. Era un hombre lobo y venía hacia ellos.
El susto fue terrible
y escaparon los cuatro cómo almas que persigue el diablo.
Pasaron los años, y Veloz,
que era el nombre que le pusiera Rita, ya sabía hablar y comprendió que aquella no era vida para su familia y le dijo a Rita que se fuera para casa de sus padres y que se llevara con ella a Andrea
y a Carlitos
sus dos hijos, para los que robaba ropas en los tendidos.
Rita, regresó a su casa con sus hijas.
José,
que daba a su hija por muerta, al verla, con sus dos nietos. hizo una fiesta.
Pero llegó la luna llena
y con ella la transformación del hombre en lobo,
El lobo fue a buscar sus cachorros. Lo estaban esperando. Ocho balas de plata lo dejaron mal herido.
Rita, lloraba, desconsolada, pues el lobo se había vuelto hombre.
Fueron a buscar una meiga.
Curó sus heridas y le dio una pócima.
Y volvió la luna llena, Rita, la estaba mirando
y le dijo a Veloz, que la estaba mirando con ella:
-Es preciosa.
-Preciosa, eres tú le respondió Veloz.
En el monte, una loba, enferma, había vuelto a la manada, y le aullaba a la luna.
José Enrique Oti García,
¿FIN?
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