Juan, apodado, El Acomodo, era un hombre que pasaba de todo,
Su esposa, Edelmira, apodada La Alta Mira, era alta cómo un torreón, tenía mirada de halcón, y lo tenía, debajo de un diente,
pues era una mujer ardiente, y Juan, tanto de todo pasaba que la tenía abandonada, aunque sabía que el condenado, a su manera, de ella estaba enamorado.
Edelmira, sentía mucho calor, mucho picor. Era cómo si se la frotaran con una ortiga. La necesidad obliga, y a su marido le
puso unos cuernos que nunca había tenido.
puso unos cuernos que nunca había tenido.
A Juan, abandonó, y cuando su abuela se lo contó, ocultando las lágrimas, de nuevo de todo pasó
Su abuela, con la cabeza, denegó, y así le habló:
-Ya no, Juan, ya no.
MORALEJA: Si no cuidas lo que más quieres, de lo que más quieres nada bueno esperes.
José Enrique Oti García.
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